Por lo tanto con mucho hambre se fue al bosque a buscar comida. De pronto el lobo que también tenía hambre lo ve y va hacía él. El lobo atrapa al perro y le dice:
– Perdón perro, tengo mucha hambre, mucho no me gustan los perro, pero tengo hambre.
El perro le contesta: – No hay problema Lobo. Lo que pasa es que estoy muy flaco. No tengo mucha carne para ofrecerte. Porque no me liberas? déjame una semana suelto, como lo que hay en el bosque, me pongo un poco gordito y me comes. qué te parece?
Le contesta el Lobo: – Tenés razón así no me vas alimentar. Te libero, en una semana nos vemos acá y te como. Por supuesto el perro aceptó y sin dejar que el lobo lo piense mucho se fue rápido.
El granjero vuelve


Cuando regresó a la granja el perro se encontró que el granjero había vuelto del largo viaje. Toda la semana comió los manjares que le daba el granjero. Finalmente pasó la semana. El perro estaba muy bien alimentado.
El lobo se fue al lugar del encuentro. Sin embrago el perro no apareció y decidió ir a la granja. Desde lejos lo vio gordito al perro y le preguntó por qué no fue al bosque como habían quedado?
Sin más el perro contestó – Lobo. Ahora que volvió mi dueño no tengo muchas ganas que me comas. Enojado el lobo fue tras él. Pero lo que no sabía que el granjero lo esperaba en la casa con una escopeta.
Finalmente comenzó a disparar. El lobo se dio media vuelta y se fue. No volvió nunca más. Por la pequeña treta que le jugó al lobo, el perro se salvó de ser el alimento del lobo. -Fin-
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